jueves, 22 de enero de 2015

LABRANZA CERO

  



                     


                      







               INTRODUCCIÓN



LA CERO LABRANZA, La respuesta a muchos problemas de sustentabilidad de la agricultura es la cobertura permanente del suelo y la no labranza para aumentar los niveles de materia orgánica del suelo. Los rastrojos, los cultivos de cobertura, así como la rotación de cultivos son parte del sistema. 

Al cambiar de un sistema convencional de labranza del suelo al sistema de cero labranza se debe cambiar todo el sistema de una vez. Se requieren conocimientos sobre todos los componentes del sistema para tener éxito.

La observación de que en los primero años hay reducción de rendimientos en cero labranza está asociada al desconocimiento que se tiene de la agronomía de la cero labranza. Iniciar el sistema sin los conocimientos necesarios tiene alto riesgo de fracaso.


Cuando el sistema se encuentre en su inicio y haya poca experiencia en una región determinada, es necesario realizar una etapa de investigación y desarrollo para evitar el fracaso del sistema. 








LABRANZA CERO


La labranza cero es una forma de cultivar sin arar. No se perturba el suelo y los campos retienen una buena cobertura de materia vegetal viva o en descomposición durante todo el año. Esto protege de la erosión y favorece un suelo sano y bien estructurado para el cultivo.  El sistema también se conoce como siembra directa y es una de las prácticas de producción de cultivos que se incluyen en el concepto general de labranza de conservación.
Son muchos los beneficios resultantes de la creación y el mantenimiento de un suelo sano. Se prevé que la demanda global de alimentos se duplique para el 2050 y mucha más gente querrá comer carne. La energía alimenticia presente en la carne vacuna, por ejemplo, requiere hasta ocho veces más tierra de cultivo que una dieta vegetariana equivalente. Por lo tanto, más que nunca, la presión se centra en el aumento de la productividad agrícola y el uso inteligente de la tierra. La protección del suelo es esencial para la producción agrícola sustentable.
El control de malas hierbas es un tema fundamental en la labranza cero porque las malas hierbas no están enterradas como cuando se aran los campos. Si bien se utilizan diversas prácticas de control de malas hierbas en la labranza cero, entre estas el uso de cultivos de cobertura, los herbicidas no selectivos como el paraquat desempeñan un papel importante en un enfoque integrado de manejo de malas hierbas.




Sistemas de labranza de conservación

El lugar que ocupa la labranza cero entre los demás sistemas de labranza se muestra en la Tabla 1. El tipo y la condición del suelo con frecuencia determinan si se puede adoptar rápidamente la labranza cero. Sin embargo, con preparación y compromiso (por ejemplo mediante el control de malas hierbas problemáticas o el drenaje adecuado) el sistema se puede utilizar con éxito en una amplia variedad de situaciones. Los objetivos clave de todos los sistemas de labranza de conservación son minimizar el número de pasadas por el campo y maximizar la cantidad y la duración de una cubierta vegetal del suelo.


Tabla 1. Definiciones de labranza cero y otros sistemas de labranza de conservación.  


Sistema
Labranzas 
Ancho
 Cubierta de residuos vegetales
Convencional
Arado, inversión del suelo u otras labranzas profundas con varias pasadas 
Completo 
Menos del 15%
Labranza cero (siembra directa) 
Ninguno
Ninguno
Más del 30%
Labranza reducida(mínima)
Labranzas superficiales por ejemplo con discos u horquillas 
Completo
15 – 30%
Labranza por franjas
Perturbación superficial del suelo al plantar la semilla en surcos
Franjas de hasta 1/3 del ancho del surco
Más del 30%

Fuente: Conservation Technology Information Center



Adopción de los sistemas de labranza cero

Los primeros experimentos con sistemas de labranza cero comenzaron a realizarse en los EE.UU. a fines de la década del ´40. Sin embargo, no fue hasta la década del ´60 cuando el paraquat estuvo disponible que los agricultores realmente comenzaron a adoptar la labranza cero. Una década después, se comenzó a utilizar la labranza cero en Brasil y se extendió a Argentina, Paraguay y Uruguay, en particular.
Los índices más rápidos de adopción se han dado en América del Sur, donde en algunas regiones más del 70% de los campos nunca se labran. Durante los últimos 20 años, se ha estimado que los índices mundiales de adopción han crecido en aproximadamente 6 millones de hectáreas por año.
Las principales barreras para la adopción son:
  • Falta de conocimiento
  • Preferencias culturales por los métodos tradicionales
  • Falta de maquinaria adecuada
  • Problemas con el control de las malas hierbas

Las estimaciones más recientes ubican a la superficie mundial de tierra cultivada con labranza cero en aproximadamente 120 millones de ha. Los principales países son EE.UU. Brasil, Argentina, Canadá, Australia y Paraguay. La superficie en Asia donde se practica la labranza cero, principalmente en pequeñas explotaciones agrícolas de unas pocas hectáreas o menos, es mucho mayor que en Europa. En África, la superficie con labranza cero sigue siendo muy pequeña.
En los EE.UU. en 2009 se creía que la superficie con labranza cero era de 88 millones de ha (35 millones de acres). Esta cifra comprende el 50% de todos los cultivos de soja, 30% de los de maíz, 24% de los de algodón y 16% de los de arroz.7
El Proyecto de Ley para la Agricultura y la Energía de los EE.UU. del año 2007 (2007 Farm Bill Theme Paper) estableció:

“Existe una significativa oportunidad para obtener ganancias económicas y ambientales inmediatas a través de actividades que fomenten la conservación de la energía ... Entre las medidas se incluye: la duplicación de las hectáreas con labranza cero (de 25 a 50 millones de hectáreas), lo cual ahorraría 821 millones de litros (217 millones de galones) de gasoil (combustible diesel) y $500 millones por año; …”





Razones por las que debes conservar la tierra sin labrar

Conservación del nitrógeno del suelo

Como ya dijimos, hay varias formas de fijar nitrógeno, y no sólo lo realizan algunos microorganismos. La atmósfera, a través de la lluvia, por ejemplo, también consigue fijar nitrógeno.
Al arar el suelo, se produce su volatilización, y en consecuencia, la pérdida a la atmósfera. Esto reduce la cantidad de nitrógeno disponible por las plantas una vez se inicia su plantación. Por ello, las plantas recurren a la materia orgánica, lo que supone su disminución en el suelo de forma progresiva.

Ahorro de mano de obra y combustible

Indudablemente esta es una razón de peso para las grandes explotaciones y los empresarios que se dedican al mundo de la agricultura. Se está ahorrando el paso de tractores para labrar el suelo y para abonarlo inicialmente, además del jornal que habrá que pagar al conductor y el tiempo que se necesita para realizar dicha operación.
Aunque parezca mentira, todas las variables que intervienen en el uso de la maquinaria agrícola están muy estudiadas. Desde la velocidad de ejecución, el peso, el tiempo de vuelta, el resbalamiento del tractor, su potencia, etc. Son muchísimas hectáreas y la elección de un sistema u otro supone un ahorro considerable.
Sin embargo, eso no quiere decir que bajo la labranza cero no se utilice maquinaria agrícola. Con esto nos estaríamos ahorrando cerca del 80 % del pase de maquinaria, pero habrá que utilizarla para recolectar (en algunos casos), aplicar productos como abonos o productos químicos.

Conservación de la estructura del suelo

No hay duda. Si la tierra tiene una buena estructura, ¿por qué modificarla? También se puede aplicar el viejo dicho de “más vale malo conocido que bueno por conocer”, aunque tampoco estaríamos del todo de acuerdo.
Si con la labranza cero obtienes buenos rendimientos, perfecto. No hay nada que decir. Pero si el suelo tiene problemas de drenaje, la estructura no es buena o no hay buenos niveles de materia orgánica, sí que se ha de plantear realizar una modificación de todas estas propiedades, mediante el arado.
Si se hace bien, esta “nueva” composición de la tierra durará muchos años y se podrá volver a la labranza mínima.





                                                                                                                                                             CONCLUSIONES
 v Hay suficiente evidencia para señalar que los retornos económicos son mayores en cero labranza que en               labranza tradicional.
v  El éxito de la tecnología de cero labranza en el manejo depende del conocimiento y la información, que son la      principal limitación a la adopción de la cero labranza en la mayoría de los países.v  El primer paso antes de       cambiar el sistema de producción e iniciar la cero labranza debería ser que los agricultores, investigadores,       técnicos y extensionistas desarrollen la agronomía local y mejoren sus conocimientos sobre todos los               aspectos del sistema.






                                                                                                                        REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
























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